Posts filed under ‘Arte y literatura’

Aullido, de Allen Ginsberg/Kronos Quartet

En estos días en los que, según nos consta al menos por estas latitudes, una nueva camada generacional se acerca al poema beatnik por antonomasia gracias, entre otras causas, a la película de que se repite en diversos horarios de los canales de cable (escrita y dirigida por Rob Epstein y Jeffrey Friedman y protagonizada por James Franco como Ginsberg, cuya historia retrata fundamentalmente el momento histórico de la presentación de la pieza en la Six Gallery el 7 de octubre de 1955 y el juicio por obscenidad que se le siguió dos años más tarde), pues aquí va Howl. Se trata de una grabación de la lectura de Aullido en la voz de su propio autor, Allen Ginsberg, que lleva como fondo (por muchos momentos más que eso) una intensa andanza musical arreglada e interpretada por el célebre Kronos Quartet.
En 1996 Nonesuch Records/WEA International Inc. distribuyeron el disco original que lleva por título Howl, U.S.A. e incluye en sus menos de treinta minutos de duración y como cierre la «Nota al pie» a Aullido escrita por el propio Ginsberg.

marzo 2, 2014 at 2:38 am Deja un comentario

Federico García Lorca al piano

Lorca

Argenpress Cultural presenta un breve artículo sobre el zorongo, “un palo flamenco, típico en Granada, España, que fue muy conocido en el siglo XVIII y el XIX. Proviene de un baile afroamericano que adaptaron los gitanos a principios del siglo pasado, aflamencándolo de tal modo que ha pasado a ser un estilo propio de muchos bailaores y guitarristas”. El sitio reproduce a continuación varios ejemplos de este ritmo, ilustraciones que incluyen desde guitarristas como Paco de Lucía hasta cantantes como Ana Belén. Pero el caso más curioso y significativo, el que se reproduce a continuación, pertenece a Federico García Lorca, quien al parecer rescató esta forma musical en sus Canciones populares españolas grabadas en 1931, con el poeta al piano acompañando la voz de Encarnación López, “La Argentinita”, sobre un ritmo lento de tres por cuatro.

Vale la pena difundir este poco conocido documento:

https://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=JCOlPAmcL9Q#t=1

enero 5, 2014 at 3:51 am 1 comentario

Treinta días de noche, de Steve Niles/David Slade

El desarrollo de las muchas formas de la cultura popular-comercial lleva por los más diversos, estrechos e infinitos senderos a través de los cuales la inventiva creadora se mezcla con la eficacia comercial sin que una y la otra puedan diferenciarse cabalmente. El punto aquí son los vampiros, y los miles de pequeños agregados, extensiones y «permisos» que con mayor o menor gracia han sabido/debido tomarse para que las criaturas bebedoras de sangre de incuestionable atractivo sobre nuestra imaginación puedan seguir vivas en libros, películas, discos, etcéteras.
Así hemos visto mixes ayer nomás inconcebibles donde los hijos de Drácula se mezclan con cowboys, hombres lobo y alienígenas, viajan al pasado y al futuro, aprenden a colocarse gruesas capas de pantalla solar para soportar la luz del día, se vuelven buenos y sacian su sed con sangre artifical o chupan bolsitas para las transfusión que guardan prolijamente en sus heladeras, se transforman en adolescentes con cuerpos de modelos que se embarran en gozosos y dramáticos amores juveniles a la Cumbres borrascosas posmoderna, se convierten en criaturas humorísticas (hemos vistos hasta ¡vacas vampiros que vuelan! en un filme infantil), en fin. Hay de todo y, como siempre sucede, cuando uno mete la mano en el cajón de los retazos a veces el pedazo de tela esta vez sorprende porque resultó lindo.

30 days of night
30 days of night (30 días de oscuridad o 30 días de noche, en las traducciones) es una «novela gráfica» de vampiros que fue lanzada originalmente en 2002 por el sello estadounidense IDW Publishing. Fue escrita por Steve Niles, e ilustrada por Ben Templesmith. A partir de ella Niles se hizo un nombre y, como era de esperar, pergeñó uno docena de «continuaciones» de dudoso transcurrir.
La idea básica es situar la acción en Barrow, Alaska, Estados Unidos, un pueblito de mala muerte con una población de menos de dos centenas de personas que, ésta es la clave, en cierto momento del año deben soportar una noche de 720 horas. La falta del día y su luz, por supuesto, viene a ser algo así como el paraíso para la manada de vampiros de lengua exótica que de pronto aparece para darse el gran banquete. Más allá del chiste, la historia está bien contada y va sacando filo (a la manera de The walking dead).
Al parecer Niles quería hacer inicialmente el guión para una película que se frustró y se vio transformada en exitosa saga historietística. Tan atractiva que la pantalla grande le llegó después.

30 días de oscuridad
Fue en 2007. El propio Niles se hizo cargo del guión con algunas ayudas y la dirección estuvo a cargo de David Slade (el mismo de la interesante Hard Candy, y que se llenó de plata con alguna versión fílmica de las Crepúsculo). La película está bien y respeta el clima del relato original. Noche, hielo, nieve, sangre roja sobre el infinito y rugoso piso blanco, fuego entre las sombras, vampiros de gestos animales que «hablan» una lengua (o una jerga) extraña y exótica; con la sumatoria y la variación de este manojo de elementos Slade se las arregla muy sabiamente para generar imágenes de misterioso encanto estético. Se nota bien el pulso que supo adquirir armando clips poco tradicionales para músicos como Aphex Twin y System of a Down.
Todo este recorrido artístico-comercial termina en los canales de cable donde en estos días (quizás en AXN si la memoria no nos falla) se puede ver 30 days of night . Vale la pena.

agosto 11, 2013 at 1:56 pm Deja un comentario

El próximo 29 de julio se cumple el 30º aniversario del fallecimiento del aragonés Luis Buñuel (1900-1983), el cineasta surrealista

Luis Buñuel(…) El contexto revolucionario de los años 30. El compromiso político

Los años 30 fueron tiempos excepcionales. Durante la Segunda República y la guerra civil, España era un Estado tremendamente atrasado en multitud de aspectos. Aun así, en medio de un contexto revolucionario, fue una época en la que floreció la cultura y abundaron los periódicos, revistas, obras de teatro, cine, etc. Las Misiones Pedagógicas recorrieron los pueblos, mientras se construyeron miles de escuelas. El arte se acercó a los sectores más oprimidos de la sociedad. Obras de Federico García Lorca o Miguel Hernández despertaban gran interés entre amplios sectores de la clase trabajadora. Durante la revolución española surgieron artistas influenciados por el fuerte auge de la lucha de clases. Incluso algunos de ellos, participaron activamente apoyando o militando en sindicatos y partidos de izquierda. Durante la guerra algunos poetas sentían la necesidad de acercar la poesía a los milicianos en las trincheras para animarles en la lucha contra el fascismo. Para muchos artistas el arte podía jugar un papel revolucionario y en este contexto destaca el Guernica, como ejemplo de arte militante que expresaba el horror de los bombardeos fascistas en esa ciudad. Fueron años que marcaron a una generación de artistas que, influidos por el ambiente revolucionario y por la tremenda organización y fuerza del movimiento obrero, tomaron conciencia de la necesidad indispensable del compromiso político. En este compromiso se encontraba la perspectiva de transformar la sociedad en líneas socialistas para liberar a los seres humanos de toda opresión. En este contexto destacaban nuevas corrientes científicas, culturales y de pensamiento, destacando el psicoanálisis o el surrealismo, sin olvidar la gran influencia de las ideas del marxismo.

En este escenario, Buñuel prosiguió su carrera cinematográfica. Esta vez trabajó en un documental con gran carga social, Las Hurdes. Un trabajo impresionante, repleto de denuncias contra la injusticia, la pobreza y la exclusión social. El documental tenía una clara intención de sensibilizar y presionar para que mejoraran las cosas en ese lugar. Las Hurdes, situada en la provincia de Cáceres, habían sufrido el feudalismo hasta 1834. En las primeras décadas de siglo XX era una de las zonas más atrasadas de España, donde la malnutrición y la penuria extrema eran la regla.

Este documental pudo ser rodado gracias al dinero que ganó su amigo anarquista Ramón Acín en un sorteo de lotería en diciembre de 1932. Acín fue fusilado por los fascistas en 1936 junto con su mujer. El dinero solo pudo devolvérselo a sus dos hijos. Para el rodaje de Las Hurdes, Buñuel contó con la colaboración de Pierre Unik, un poeta y periodista francés surrealista, que militaba en el Partido Comunista Francés. Más tarde fue detenido por los nazis y murió al intentar huir de un campo de concentración.

La película fue atacada y recibió acusaciones de “mostrar lo peor”. El documental fue estrenado en 1933, pero el gobierno republicano de Lerroux prohibió su exhibición y dio orden a las embajadas para protestar ante los gobiernos que permitieran su distribución. Con la victoria del Frente Popular en las elecciones de 1936, Las Hurdes fue autorizada de nuevo e incluso sonorizada.

En junio de 1934, Buñuel se casó con Jeanne Rucar. Durante los años posteriores trabajó para la compañía cinematográfica Filmófono. Con esta productora dirigió: La hija de Juan Simón (1935), ¿Quién me quiere a mí? (1936) o ¡Centinela, alerta! (1937).

En 1936, un sector del Ejército, con la ayuda de Adolf Hitler y Benito Mussolini, lideró una sublevación fascista en colaboración con los terratenientes, los capitalistas y la iglesia. Al analizar estos años es imprescindible hacer mención al compromiso político de Buñuel. Cuenta en sus memorias que en los años previos a la proclamación de la II República despertó su conciencia política y su destacado interés por el movimiento surrealista: “Al igual que todos los miembros del grupo, yo me sentía atraído por una cierta idea de la revolución. Los surrealistas, que no se consideraban terroristas, activistas armados, luchaban contra una sociedad a la que detestaban utilizando como arma principal el escándalo. Contra las desigualdades sociales, la explotación del hombre por el hombre, la influencia embrutecedora de la religión, el militarismo burdo y materialista, vieron durante mucho tiempo en el escándalo el revelador potente, capaz de hacer aparecer los resortes secretos y odiosos del sistema que había que derribar. Algunos no tardaron en apartarse de esta línea de acción para pasar por la política propiamente dicha y, principalmente, al único movimiento que entonces nos parecía digno de ser llamado revolucionario: el movimiento comunista”.

En el libro Los años Rojos de Luis Buñuel (Madrid, Cátedra, 2009), de Román Gubern y Paul Hammond, se presenta documentación donde se sostiene que Buñuel fue miembro del Partido Comunista Español, como lo refleja asumiéndolo en primera persona en una carta enviada a André Breton en 1932. Además ayudo económicamente a Mundo Obrero y firmó numerosos manifiestos políticos claramente antifascistas. También parece ser que coqueteó con la posibilidad de trabajar en la URSS en los años 30. (…)

Leer completo el artículo de Raúl Navas aquí.

julio 23, 2013 at 2:47 pm Deja un comentario

Google hace poemas (y los caminos de la creación que restan son cada vez menos vistosos y más solitarios)

Poesía en Google«mi vida no
mi vida no vale nada
mi vida no va a cambiar
mi vida no tiene sentido
mi vida no vale nada sin la barbie secretaria

¿Surrealismo? No: Google. El buscador que revolucionó Internet ahora se mete involuntariamente con la literatura de una manera original y curiosa: acaban de lanzar la versión en español de Google Poetics, una página en la que el buscador hace poesía con los resultados predictivos de sus búsquedas.

Google Poético es en realidad un blog que nada tiene que ver con la empresa Google, pero se nutre de ella. O de su buscador. Lo crearon a fines de 2012 el escritor Sampsa Nuotio y la periodista Raisa Omaheimo. Ambos son de Helsinki, Finlandia, y gracias a colaboradores virtuales ya tiene versiones en una docena de idiomas, entre ellos inglés, danés, portugués, francés, alemán, italiano y ahora también español«, cuenta Adriana Santagati.

Con un dejo de tristeza, pues, resulta un deber informar a los poetas experimentales del último siglo y pico, desde Stéphane Mallarme, pasando por las vanguardias históricas, los caligramáticos, concretistas y cibernéticos hasta llegar a la actualidad, que una vez más las grandes empresas han patentado y empaquetado la búsqueda formal.

Aquellos que, abrevando en la lingüística, la teoría literaria o la filosofía del nomadismo han abogado por la disolución de la propiedad creativa, el sujeto cartesiano, las fetichizantes nociones de sujeto, genio y obra, más vale repiensan qué van a hacer de ahora en más, cuáles son los caminos a transitar en pos de la novedad estética.

No suena del todo mal que se deje abierta la ventana por las noches para invocar a las siempre bien dispuestas musas, si es que todavía no pasaron a retiro. Ojo, claro, con la gripe A.

julio 11, 2013 at 6:51 pm Deja un comentario

La ronda/360, de Arthur Schnitzler /Fernando Meirelles

Arthur Schnitzler, La rondaEl dramaturgo austríaco Arthur Schnitzler escribió La ronda (Reigen) entre 1896 y 1897. Como otras de sus obras ésta también le trajo una cantidad de dolores de cabeza debido a que sus escenas fuertemente sexuales determinaron el hostigamiento y la persecución; así, la pieza debió esperar unos cuantos años para poder ser exhibida completa. Para colmo de males llegaron los nazis, y las obras de Schnitzler fueron prohibidas en Austria y Alemania: en 1933 La ronda engordó, junto a los volúmenes de Franz Kafka, Sigmund Freud y Karl Marx, entre muchos otros, las quemas de libros organizadas en Berlín por Joseph Goebbels.

 Después de la guerra, en 1950 más precisamente, el talentoso Max Ophüls, dio a conocer una particular versión fílmica de la obra: Le Ronde. En ella el papel de la prostituta fue encarnado por la siempre inquietante Simone Signoret, y la historia contó con el personaje agregado de un narrador-organizador que, además de presentar las historias y sugerir moralejas casi filosóficas, actuaba la broma de intervenir “cortando” el celuloide cuando llegan las partes de “sexo explícito”.

Fernando Meirelles, 360El año pasado la BBC Films produjo una nueva versión llamada 360 (Juego de destinos). La dirección estuvo a cargo del brasileño Fernando Meirelles, el guión fue escrito por Peter Morgan. Y para la acción, que cruza destinos de amor, desamor e infidelidades varias en Viena y otras ciudades europeas, contó con intérpretes de renombre, como Anthony Hopkins, Ben Foster, Jude Law y Rachel Weisz, entre los más conocidos.

Puesto que Schnitzler se propuso contar con flema de drama que la vida giram y lo que hoy es bueno o malo mañana puede volverse malo o bueno, y puesto también que ciertas temáticas ayer nomás osadas hoy ya cansan si no se encuentra un ángulo interesante para su tratamiento, es preferible salar a este Meirelles y volver a Ophüls o al propio Schnitzler, y sin remordimientos.

junio 1, 2013 at 9:36 pm 1 comentario

Ana Karenina, de León Tolstoi/Joe Wright

La primera edición completa de Ana Karenina apareció en forma de libro en 1877, después de algunas desventuras como folletín en las páginas de la revista El Mensajero Ruso. Se trata, sin ningún lugar a dudas, de una de las mayores y mejores novelas de todos los tiempos. La descendencia cinematográfica de esta obra de Leon Tolstoi ha sido por demás fértil en muchos países, con buena o mejor mala estética y/o comercial. En la lista debe incluirse la Argentina y la diva criolla Zully Moreno, en la estela de Vivian Leigh y la Garbo.

Se acaba de estrenar la versión financiada por la productora Focus Features, con la dirección del británico Joe Wright y para el brillo de Keira Knightley. El dúo ya se había hecho conocido por sus películas Orgullo y prejuicio (2005) y Expiación (2007); la insistencia muestra el gusto por las ficciones inspiradas en la literatura en general y cierto tipo de mezcla de relato histórico y peripecia amorosa en el primer lugar.

Ana Karenina 1

Esta Ana está cosechando buenas críticas, en particular a partir de la inusual perspectiva adoptada por su guionista. Tom Stoppard, dramaturgo de origen checo radicado hace muchas décadas en Inglaterra, fue en sus inicios el autor de la famosa e ingeniosa pieza de teatro Rosencrantz y Guildenstern han muerto, allá hacia 1967, una buena muestra del “nuevo teatro” europeo, y de múltiples guiones comerciales como el de Shakespeare apasionado (1998), con el que se hizo de un Oscar.

Dos observaciones. Uno, Ana Karenina, la novela de Tolstoi, es una obra maestra del realismo clásico, ¿cuál es el sentido de tomar la historia para colocarla de principio a fin en medio de un teatro y escenografías convencionales que declaren el carácter ilusorio de lo que se ve y escucha? Los “recursos del distanciamiento” utilizados con el único objetivo de asombrar a los espectadores con la osadía (que, por supuesto, sólo es “riesgo” para aquellos espectadores no muy acostumbrados a las osadías artísticas) terminan causando gracia.

Ana Karenina 2

Dos, que en la novela el tren es motivo y metáfora es algo ya insistentemente subrayado por la crítica casi desde el momento mismo de aparición del texto; forma parte, por ejemplo, de las lecciones de literatura rusa de Vladimir Nabokov publicadas hace unos años en traducción castellana. (Hasta existen varias ediciones de la noeval que llevan la locomotora negra y humeante en tapa…) ¿Para que enfatizar aquello que todo el mundo ya sabe que está tan fatalmente ligado al destino de la pobre mujer?

Tres, la actuación que más nos agradó fue la de Jude Law como Alexei Alexandrovich Karenin, el marido de Ana.

marzo 17, 2013 at 7:57 pm Deja un comentario

Orfeo y Eurídice, según Pina Bausch

Philippina Bausch mació en Solingen, 27 de julio de 1940. Fue una excepcional bailarina, coreógrafa y profesora de danza alemana, conocida simplemente como Pina. Murió el 30 de junio de 2009. Una de sus últimas grandes obras, de acuerdo con los especialistas, fue la puesta de Orfeo y Eurídice, obra de Christoph Willibald Ritter von Gluck, compositor de origen germano-bohemio sobre el mito clásico.

Pina Bausch, Orfeo y Eurídice 1

Bausch armó su versión como “ópera danzada” y la estrenó en la Ópera de París en febrero de 2008. La realización musical estuvo a cargo del conjunto de instrumentos de época de Thomas Hengelbrock, la mezzosoprano suiza María Riccarda Wesseling como Orfeo, la soprano alemana Julia Kleiter en el papel de Eurídice y la soprano coreana Sunhae Im como Amore. Pertenece al cuerpo de la Ópera Nacional de París el elenco de bailarines que dobla a las voces, juega y se mezcla con ellas en una secuencia que integran diversos capítulos: “Duelo”, “Violencia”, “Muerte”…

Pina Bausch, Orfeo y Eurídice 2

Son poco más de cien minutos cuya versión fílmica, grabada en 2008 en el tradicional escenario de la capital francesa y donde como cierre se puede ver a la Bausch ofreciendo uno de sus últimos saludos de despedida al público, puede verse en estos días en el canal de cable Film and Arts (457/68 de Cablevisión). De esas cosas que disfrutan aun quienes jamás en su vida vieron un espectáculo de danza y creen que para hacerlo antes hay que saber algo.

febrero 24, 2013 at 3:41 pm 2 comentarios

Un hombre soltero, de Chistopher Isherwood/Tom Ford

Chistopher Isherwood es un escritor inglés que adquirió cierta popularidad, al menos en estas tierras, cuando se supo que la célebre Cabaret de Bob Fosse y Liza Minelli se basaba en su novela Adiós a Berlín. Más allá de ese dato, se puede agregar que se trata de una figura curiosa, de origen aristocrático que, sin embargo, renunció de alguna manera a sus fueros, se hizo amigo de personalidades artísticas de la talla de W. H. Auden, Stephen Spender, E. M . Forster, Aldous Huxley, Bertrand Russell. En algún momento de su vida se dio a la práctica de la escuela Vedanta india, se fue a vivir a los Estados Unidos, se nacionalizó yanqui y murió en Santa Mónica en 1986 (había nacido en Cheshire en 1904).

Entre sus obras destaca una de madurez, la última que escribió, en 1964, la novela A single man (Un hombre soltero) que carga sobre sí el hecho de ser considerada pionera dentro del desarrollo de la llamada “cultura gay” contemporánea.

Christopher Isherwood, A single man

Con una obvia inspiración autobiográfica, se trata de un relato sencillo, de esos que narran un-día-en-la vida-de. En este caso se trata de un profesor de literatura inglesa, George Falconer, destrozado por la pérdida en un accidente automovilístico de Jim, su pareja por una década y media. Se entera de su muerte por teléfono, a la vez que le anuncian que no puede concurrir al entierro porque la familia de su amante no lo consiente. De modo que pasa sus últimas veinticuatro horas, antes de que el corazón le reviente, emborrachándose con su amiga Charlotte, dando clases sobre Huxley y defendiendo al autor de las críticas de antisemita de un molesto alumno, bañándose desnudo con algún joven estudiante a quien admira en su juventud antes que atreverse a tocarlo. Lo demás son pensamientos, sentimientos y recuerdos que se rozan al pasar.

Tom Ford, A single man

En el 2009 el director Tom Ford –curiosamente ex diseñador de modas para la firma Gucci– hizo la película que contó con las actuaciones destacadas de Colin Firth y Juliette Moore. La película intenta seguir la letra con fidelidad, aun cuando tropieza donde no debería hacerlo. Precisamente en el punto de la extrema simplicidad del relato que cada tanto Ford intentó “levantar” con uno que otro truco visual, ya para acentuar el dramatismo ya para romper la morosidad de la charla con un colega acerca de los misiles que Estados Unidos y Cuba están a punto de cruzarse con algún toque de humor. De cualquier manera el largometraje más o menos zafa, aun cuando, claro, en este caso la recomendación es para que se hagan del texto original.

febrero 12, 2013 at 1:45 pm Deja un comentario

Soberbia, de William Somerset Maugham

William Somerset Maugham, Soberbia, novela, Barcelona. LARA, 231 páginas, traducción de J. Romero de Tejada.

Un aprendiz de escritor, que asoma al comienzo del relato, asume la primera persona y el papel de testigo privilegiado del drama por venir; ocurre que queriendo acercarse a las editoriales termina topándose con la familia Strickland: mr., mrs. y un par de hijos el mayor de los cuales y varón, Robert, terminará en la Universidad de Rugby y convirtiéndose él también en escritor para honrar la memoria de su padre.

William Somerset Maugham, Soberbia

Ocurre que un día, de buenas a primeras, Charles Strickland, para escándalo de la opinión pública cercana, deja plantada a su familia y se marcha a Europa, al parecer junto a una joven y exuberante mujer. Sin que se entienda bien por qué, el narrador es encomendado por la llorosa mujer abandonada para que vaya a buscarlo. En París se enterará de que en realidad no hay tal femme fatale, que Charles no piensa pasar un peso a su esposa e hijos sencillamente porque no tiene un mango, y que lo único que busca es aprender pintura y disfrutar una gozosa soledad creativa. Hay allí otros ingleses que tratarán de ayudar al narrador en su empresa de convencer a Charles para que vuelva a su convencional redil, pero ellos también fallan, y para peor. Sucede que el miembro femenino del matrimonio Stroeve, Blanche, quien afirma inicialmente odiar a Charles, finalmente se va a vivir con él y como ella se toma el asunto más en serio que su partenaire masculino, pues acaba suicidándose, para desconsuelo de su esposo Dirk que no entiende cómo puede haber pasado lo que pasó.

El narrador se trenza con Charles descerrajándole pesadas peroratas morales que al otro le resbalan absolutamente. Strickland va a vivir a Marsella y más tarde, medio de casualidad medio intencionadamente, lo sigue hasta Tahití. Allí, a través de testimonios varios reconstruirá los años anteriores de su biografiado, la relación con Ata y el hijo resultante, la comunidad miserable a la que se integra y los cuadros maravillosos que compone en su madurez. Allí, en su pobre choza, Strickland se muere después de contraer la lepra, y se convierte en leyenda.

Volvemos entonces al comienzo, donde el narrador explica el por qué de su biografía. Sucede que ya se han sucedido unas cuantas –entre ellas las del mentado hijo, Robert– que foguean sin cesar la grandeza del mito. Al revés, él se considera el único que puede verdaderamente hablar de su genio, precisamente porque lo conoció a través de sus actos más despreciables y humanos.

The moon and sixpence

Llena de una ironía que alimenta el narrador en primera que ya se enamora ya siente repugnancia por quien constituye la materia y la causa de su relato, Soberbia (The moon and sixpence en el original inglés de 1919) es una novela bien interesante; carece de la gravedad y la ambición de otras obras de William Somerset Maugham (Inglaterra, 1874-1965) pero, y quizás por ello, ofrece un fresco y atractivo andar novelesco que no le saca el cuerpo a la problemática relación entre el artista y su sociedad.

febrero 5, 2013 at 10:17 pm Deja un comentario

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