Cuando era presidente Néstor Kirchner, y con argumentos defendidos por todo el elenco oficial del justicialismo, integrado en primer lugar por su mujer entonces senadora y hoy presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, en el mes de mayo de 2005 prorrogó por una década “extra” todas las licencias de la televisión y la radio argentinas. La medida fue doblemente significativa si se tiene en cuenta que la disposición se ejecutó con bastante anterioridad a que dichas licencias vencieran, al parecer para apurar el trámite y no dejar el menor resquicio para que se desarrollara algún tipo de debate público al respecto. Al fin y al cabo la iniciativa suponía seguir mamando de la Ley de Radiodifusión pergeñada por la dictadura, más allá de algunos remiendos posteriores que llegaron, sobre todo, de la mano de Carlos Menem cuando era gobierno.
Así, por ejemplo, en el caso de Canal 13, que como todos sabemos pertenece al Grupo Clarín, el “permiso” de explotación se extendió de un plumazo hasta el año 2025. Y radio Mitre, también perteneciente al mismo holding multimediático, podrá conservar su frecuencia al menos hasta 2018 resultado de la misma resolución.
A lo anterior se debe sumar que la saga de los Kirchner dejó que corriera la compra de Cablevisión por parte de las huestes capitaneadas por la señora de Noble; como consecuencia el Grupo Clarín -que ya poseía la firma Multicanal- maneja ahora de manera monopólica el 80% de la televisión por cable en la Argentina.
En fin, la pelea del gobierno con Clarín es similar y paralela a la pelea del gobierno con los “sectores del campo”, es decir un combate entre bueyes amigos que, por cuestiones de plata y algunos aprietes que llegan desde afuera, se tiran algunas cornadas inofensivas mientras el conjunto de la población los mira desde lejos y bien de afuera. Por intuición y/o razón, los argentinos de a pie sabemos con la memoria del cuerpo que las consecuencias reales de esos “enfrentamientos” siempre, pero siempre siempre, y allí está la historia argentina toda para probarlo, las terminamos pagando nosotros.