El telón rojo

En su libro Cien años de cine argentino (Buenos Aires, Biblos-OSDE, 2012, pp. 171-172) el especialista Fernando Peña cuenta una anécdota llamada a ocupar un lugar ilustre dentro de la historia de la estupidez cultural argentina.

Sucedió en 1968, cuando al cineasta Roldolfo Kuhn se le ocurrió llevar a la pantalla grande la obra teatral, de gran repercusión en su momento, de su amigo Dalmiro Sáenz, que llevaba por título Ufa con el sexo. Como temía despertar ciertos enojos, a Kuhn adicionó al guión original un número musical final en color, divertido y ligero, casi paródico de aquellos que solían cerrar filmes como El Club del Clan o similares. Pues bien, tras conseguir la aprobación del estricto Ente de Calificación, la obra pasó a ser considerada en comisión, la cual decidiría, de manera positiva con una “A” o negativa con una “B”, si el Instituto Nacional de Cinematografía financiaría o no la película. En este caso no se optó por A o B, sino por un pronunciamiento ejemplificador dado que atentaba “contra el estilo nacional de vida o las pautas culturales de la comunidad argentina”, según el inciso 13 de la ley de cine vigente en aquel entonces. Pero lo mejor no esta en ese dictamen, sino en otra parte de la letra del veredicto de la comisión, reservado durante años, y que se conserva, afirma Peña,  en los archivos del Instituto de Cinematografía. Dice así:

Su exhibición podría dar lugar a exhibiciones de repudio por parte de la Iglesia, Liga de Madres, Padres de Familia, autoridades, etc. Se intenta dar un final feliz, incluyendo tres minutos finales de película en color, y queda evidente para aquellos que puedan interpretar bien que la película cierra con un gran telón rojo (podrían tener una connotación marxista) ya que el libro ha sido escrito por Dalmiro Sáenz, de evidente tendencia izquierdista.

Lo del telón rojo es una maravilla hermenéutica, ¿no?