Charlie Nothing, su saxo psicodélico y el arte de dingulatear

May 30, 2008 at 12:36 pm Deja un comentario

Charlie Nothing fue un músico, dibujante, luthier y escultor estadounidense que durante casi cinco décadas se la pasó vagabundeando con su arte por buena parte de los territorios de su país. Murió en octubre del año pasado aunque, a juzgar por sus declaraciones, tal vez no, dado que insistía una y otra vez que él jamás había nacido ni concurrido a escuela alguna.

Supo integrar diversas bandas efímeras para presentaciones en pequeños escenarios de Los Ángeles y Nueva York, como la First Uniphrenic Church and Bank Band que tuvo como cantante original a una muy joven Debbie Harry, antes de su consagración con los Blondie. Supo compartir también algún escenario con Frank Zappa cierta noche.

Se ufanaba de ser un músico polifacético, aunque se destacó en un instrumento por él inventado y que respondía al nombre de dingulator. Se trataba de una especie de guitarrón de cuerpo de acero (no demasiado diferente en su concepción al conocido modelo de la Nacional), aunque ten{ia la particularidad de que estaba construida con metal tomado de autos viejos (según Nothing de ningún otro fierro podía obtener buen sonido) y que era variable la cantidad de cuerdas: los seguidores de sus performance al parecer llegaron a contar 27 en una ocasión, aunque lo común eran 7 u 8.

Don Nadie, si se nos permite la respetuosa y afectiva traducción (no pudimos constatar si el original se trataba o no de un “seudónimo artístico”), perteneció a esa creativa y movediza fauna juvenil que peregrinó por los caminos estadounidenses a partir de la posguerra, siguiendo la tradición trazada por los beatniks y miles de artistas populares que, a su manera, buscaron reconectar el arte con la vida y exponerlo en las calles y los bares sin mayor aspiración de trascendencia o reconocimiento institucional.

Sin embargo, Nothing dejó como legado un disco de 1967 que hoy es joya de alto precio entre los coleccionistas.

Se trata de una grabación que realizó ese año para el mítico sello californiano del músico experimental John Fahey, Tacoma, quizás el único que Fahey permitió que no estuviera dedicado al instrumento que ocupa su corazón y manos, la guitarra. El disco se llama The Psychedelic Saxophone of Charlie Nothing y es una larga improvisación de saxo agresivo apenas enmarcado por una tenue percusión más un tímido ukelele. Desprolijo, sucio e imperfecto (como los dibujos con que el propio Nothing engalanó su portada), el disco es bien bien sabroso, y parece haber sido concebido para demostrar aquello que su intérprete y compositor no se cansaba de repetir, sobre todo cuando se presentaba en vivo, que Charles Nothing era la reencarnación de Ubu Rey.

El disco en cuestión se consigue en este sitio.

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